¿Quiénes somos?

Mi cariño por la naturaleza empezó ya en la escuela trepándo encinas en el patio del colegio. Después estudié ingeniería agrícola y paisajismo y me mantuve en contacto con el mundo natural diseñando parques y jardines en Inglaterra y España.

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Más adelante comencé mi andadura dentro del desarrollo personal como Consultora de Mindfulness Transpersonal  (2010-14) y después me formé como Terapeuta sistémica (2018-20). Desde entonces he realizado acompañamiento terapéutico individual  y coaching sistémico para equipos en organizaciones y empresas. 

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A lo largo de los años he recorrido distintos tramos del camino de Santiago  y realizado el camino de los Faros y tramos del Cami de Ronda entre otros.

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Desde la primera vez pude experimentar esa magia del camino de la que tantos peregrinos hablan y en la que no tantos ahondan. Una magia que convierte el camino en un viaje interno algo incómodo al principio pero muy revelador después. En compañía del silencio he podido dedicar tiempo a prestar atención a mi vida. He podido comprender y asumir situaciones dífíciles que antes me costaba contemplar. Caminando me he sentido capaz de avanzar y dejar atrás el pasado con sus cargas reconociendo el presente como el verdadero punto de partida.  Para mí  caminar se ha convertido casi en una misión de vida y desde hace tiempo he sentido la necesidad de acompañar a otros a experimentar la sabiduría de cada camino.

Vine al mundo, hace ya algunos años, en un precioso pueblo de Extremadura. Desde niño viví en un ambiente cercano a lo rural, y esa cercanía a los espacios abiertos imprimió en mi carácter un marcado anhelo de libertad a través de la conexión profunda con las fuerzas de la naturaleza. 

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Mi primer contacto con el Camino de Santiago fue en mi adolescencia, la mera casualidad me llevó a descubrir una pequeña parte de la magia que encierra la Ruta Jacobea, y que a veces se esconde a los ojos de los profanos. Más adelante me formé como Terapeuta Transpersonal en la EDT, y con el tiempo adquirí una visión más interior que me permitió relacionar aquello que ocurre por dentro con lo que acontece por fuera.

 

Desde la Terapia Transpersonal se aprende a convivir con la quietud, y a partir de esa visión el Camino de Santiago aporta al peregrino otro modo de ver y de sentir, una experiencia íntima y personal que no se puede transmitir con facilidad, y por eso hay que vivirla. Si tuviera que destacar un solo aspecto de la fusión del Camino con ese principio Transpersonal seria la profundidad del Silencio, una serenidad inicialmente exterior que poco a poco te va calando como si fuera una lluvia fina, hasta que te empapa por dentro. 

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Ningún verdadero Peregrino regresa de ese Camino Transpersonal, lo hará otro en su lugar. Aquel que regrese será parecido, pero nunca el mismo porque el Silencio Interior es la fuerza más transformadora que hayamos conocido.